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45

Hace nada la efeméride de la muerte de Jim Morrison, 50 años después de que se quedó duro en París y 30 años después de que yo escuchara un disco de los Doors por primera vez con mi amigo Ale. El tiempo no para. Las muertes se van acumulando. Recuerdo la de Lou Reed, la de David Bowie, la del Flaco Spinetta. Por no hablar de los íntimos que también se fueron. A punto de cumplir los 45, estoy leyendo a Chico Buarque y ya me duele saber que quizás el próximo sea él. Van cayendo uno tras otro, los músicos, los poetas, los escritores, que me dieron tanto y que son mis referentes. Los guías.

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